viernes, 19 de septiembre de 2008

siete, casi ocho

siete, casi ocho años tenía yo cuando el terremoto de 1985. recuerdo algunas cosas. el departamento se movía, mi papá gritaba que dejáramos de mover la cama, mamá ya había salido a su trabajo. lola y yo nos fuimos a la escuela como cada día... unas dos horas después nos enviaron de vuelta a casa... mi mamá y mi papá miraban paralizados la pequeña televisión, ruinas por todos lados, gente quitando escombros... no sé si mi hermana o yo dijimos 'mamá!, estás aquí!'... no llegó a su trabajo, el edificio se derrumbó... al día siguiente, el siguiente temblor, reacción de pánico, las imágenes que habíamos visto por horas advertían lo que podría volver a suceder... lo mío es un recuerdo vago, muy vago, y cada año vuelvo a leer alguna crónica, algún recuento de ese sólido nacimiento de la participación ciudadana y la organización civil para atender los problemas sociales. solidaridad, hermosa y digna palabra. y cada año me vuelvo a emocionar y hasta se me hace un nudo en la garganta. 
pero este año sólo he podido guardar silencio, no sentí esto ni a las 15, ni los 20 ni los 25 ni a los 27... sólo a mis 30. un algo que no puedo describir. escuchando las narraciones originales de los noticieros mi mente no sabe dónde ubicarse. solidaridad, viene otra vez a mi cabeza. ¡Qué cabrón, me quedo sin palabras! fue lo único que pude decirle a cecilia esta tarde. 
los edificios no se nos caen ahora, pero aun así parece que algo se derrumba en este tricolor país. y ora para escombrarlo? levantarlo?

y no dejo de pensar en la solidaridad

1 comentario:

Ale Guerrero dijo...

Qué fuerte, yo no lo recordaba hasta que leí tu entrada.
Yo mejor ni recordar cuántos años tenía....pero sí recuerdo muy bien las imágenes en mi casa.
¿Cómo levantar a nuestro México? Si fuera tan fácil, no estaríamos luchando, con granitos de arena.