martes, 19 de agosto de 2008

9 horas

Un mandato de la naturaleza, una noche sin luz -sin tv, sin radio, sin computadora, sin internet. Me reúso a lastimarme los ojos leyendo con velas, insuficientes para la lectura y la concentración. La naturaleza manda, así debería ser siempre, no hay otro opción... dormir.
O al menos anhelar quedarse dormida contando las estrellas que brillan más allá del techo de mi habitación (aunque mirada no llegue hasta allá, mis deseos sí). Pensar en el meteorito que pasa a un lado de los cuerpos celestes. En los hoyos negros que se devoran todo. Las constelaciones que se acomodan y reacomodan para ser interpretadas. Los años luz que nos llegan a engañar.
Por fin, 9 horas de sueño casi ininterrumpido (tal vez ese suspiro propio que me despierta cada madrugada decida cambiar de horario).

No hay comentarios: