martes, 4 de diciembre de 2007

zócalo on ice



Todavía no se abría al público, pero el público no podía dejar de verla. Todavía no se encendían las luces que traen a cuestas la esencia navideña, pero el público no dejaba de verla. Ni siquiera habían puesto la alfombra roja por donde caminó Ebrard con todo y pareja para inaugurar el evento, pero el público no dejaba de verla. No habían salido los patinadores-mira cómo puedes llegar a patinar si practicas mucho-, ni los juegos artificiales, ni nada de eso. Los ángeles de hielo que custodiaban una de las entradas ya se estaban derritiendo. Y el público no podía dejar de verla. Yo me cansé de estar ahí, viéndola, blanca, fría, calculada, cuando me di cuenta de que llevaba 2 horas esperando, cuando un señor impaciente y grosero me empujó porque creyó que quería quitarlo de su lugar privilegiado para seguir viéndola. Mejor me di la vuelta, le dejé su lugar de visión lejana, panorámica... y sólo me quedé con esta imagen.

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