Todavía no se abría al público, pero el público no podía dejar de verla. Todavía no se encendían las luces que traen a cuestas la esencia navideña, pero el público no dejaba de verla. Ni siquiera habían puesto la alfombra roja por donde caminó Ebrard con todo y pareja para inaugurar el evento, pero el público no dejaba de verla. No habían salido los patinadores-mira cómo puedes llegar a patinar si practicas mucho-, ni los juegos artificiales, ni nada de eso. Los ángeles de hielo que custodiaban una de las entradas ya se estaban derritiendo. Y el público no podía dejar de verla. Yo me cansé de estar ahí, viéndola, blanca, fría, calculada, cuando me di cuenta de que llevaba 2 horas esperando, cuando un señor impaciente y grosero me empujó porque creyó que quería quitarlo de su lugar privilegiado para seguir viéndola. Mejor me di la vuelta, le dejé su lugar de visión lejana, panorámica... y sólo me quedé con esta imagen.
martes, 4 de diciembre de 2007
zócalo on ice
Todavía no se abría al público, pero el público no podía dejar de verla. Todavía no se encendían las luces que traen a cuestas la esencia navideña, pero el público no dejaba de verla. Ni siquiera habían puesto la alfombra roja por donde caminó Ebrard con todo y pareja para inaugurar el evento, pero el público no dejaba de verla. No habían salido los patinadores-mira cómo puedes llegar a patinar si practicas mucho-, ni los juegos artificiales, ni nada de eso. Los ángeles de hielo que custodiaban una de las entradas ya se estaban derritiendo. Y el público no podía dejar de verla. Yo me cansé de estar ahí, viéndola, blanca, fría, calculada, cuando me di cuenta de que llevaba 2 horas esperando, cuando un señor impaciente y grosero me empujó porque creyó que quería quitarlo de su lugar privilegiado para seguir viéndola. Mejor me di la vuelta, le dejé su lugar de visión lejana, panorámica... y sólo me quedé con esta imagen.
domingo, 2 de diciembre de 2007
herida de guerra

domingo, 25 de noviembre de 2007
cinco minutos

My favourite thing about you
Please don't get me wrong
How natural it feels
Five minutes without talking
(All ears, The whitest boy alive)
Cinco minutos sin hablar, sólo así, escuchando el silencio, su existencia, su preámbulo y su fin.
Y después la tormenta de ruidos, algunos nobles como la música dulce que enmarca estados de ánimo y provoca las lágrimas o las sonrisas necesarias; algunos agresivos y hostiles que parecen buscar quedarse eternamente.
Pero el silencio regresa, porque siempre hay alguien añorándolo, dispuesto a dedicarle por lo menos cinco minutos.
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