Elijo no.
Porque no sé cuál sí... ni siquiera si tengo uno a la mano.
Elijo también el silencio, ése que añoro desde hace ya casi 3 años, cuando mis oídos decidieron no separarse de un eterno tiiiiii.
Elijo también clavar la mirada en el horizonte, lo que crea la sensación de distorsiones a mi alrededor.
Elijo no elegir, y como eso no es posible, vuelvo al silencio, a la mirada en el horizonte. Y me vuelco hacia adentro, a ver si me ubico entre los caminos imaginados... algunos propios y algunos robados.
martes, 25 de marzo de 2008
jueves, 6 de marzo de 2008
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